08 febrero 2012

De la limpieza a la autogestión


Aquella tarde, una vez dentro del HSM nos encontramos con un lugar lleno de abundancia silenciosa, detenido pero rebosante de referencias, resonancias, huellas y detalles insólitos. La propia morfología del edificio también era insólita. La impresión resultante fue inquietante, de tal irrealidad que rozaba lo fantasmagórico.
(...)
La primera desrealidad era distorsión, ensoñamiento, utopía... pero vinculada a lo posible, lo explorativo; a un proceso indefinido y de lenta cocción, pero autónomo. La segunda desrealidad presagiaba desencuentro, perdida de conexión, vuelta a empezar; un muro con la relación institucional, un chasquido en la confrontación “propiedad colectiva-propiedad administrativa” a la que inocentemente estábamos jugando.

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